"EN LAS PUERTAS DE UN CAMBIO HISTÓRICO"

 Relato de un testigo privilegiado

A principios de la década de los 90, comencé a interiorizarme sobre las tendencias del momento que se encaminaban hacia los procesos de desconcentración, descentralización y al aumento de la participación ciudadana. Para ese fin busqué la manera de ponerme a la altura de las circunstancias, ya que la temática mostraba importantes aristas políticas que captaban mi interés. Eso me llevó a observar que en otros lugares del mundo este tipo de transformaciones daban buenos resultados, sobre todo en Latinoamérica y Europa.

Por otra parte, mi participación en la política todavía no era muy activa pero mi vocación se encaminaba hacia ese lado. Para entonces participaba a través de organismos no gubernamentales, como ser en la Juventud Latinoamericana por la Democracia (ámbito joven al amparo del Parlamento Latinoamericano) o en Rotaract (ámbito joven del Rotary Club Internacional), y que gracias a ello había podido viajar por varios países latinoamericanos y a Estados Unidos, habiendo observado de cerca algunos de esos procesos.

En 1993 y con 23 años, ya había profundizado conocimientos sobre temas que empezaban a marcar rumbos como ser: la descentralización territorial y administrativa, la reforma del estado, y los distintos mecanismos de participación comunitaria. Por eso es que las áreas vinculadas a las relaciones con la comunidad y desde un ámbito de gestión, se convirtieron en una temática en la que busqué capacitarme especialmente.

Entre tantas cosas, lo que más me quedó claro fue el hecho de saber que todo cambio debería ser con marcadas características transformadoras. Esa transformación debería forjar cambios históricos, para permitir a las nuevas generaciones una dinámica diferente y acorde a las proyecciones que ya se vislumbraban para el tercer milenio.

Así fue que en el mes de enero de 1993 mi padre Jorge Ulises Piccoli, quien siempre es un gran ejemplo para mi, me presentó al profesor Oscar Alvarez quien por entonces era Concejal en el municipio de Morón. Para ese momento, tuve oportunidad de expresar en una serie de reuniones realizadas en Ituzaingó, algunos aspectos relacionados con lo que significaba la importancia de reformar el Estado en cuanto a sus dimensiones y sobre la necesidad de una  descentralización con recurso, subrayando la importancia fundamental de acercar el municipio a la gente.

El profesor Alvarez estuvo de acuerdo con mi padre en que pudiera dar una ponencia en una reunión que puso fin al ciclo de charlas. La misma se realizó el 6 de febrero de 1993 ante 300 personas en la escuela  N° 32 de la calle Patagonia esquina Tel Aviv del  barrio San Alberto de Ituzaingó. En esa reunión estuvo presente el hermano del concejal, el Dr. Carlos Raúl Alvarez,  por entonces precandidato a Diputado de la Nación. (ver anexo fotográfico – N 1).

Mi exposición fue muy bien aceptada por el público, aún por comentarios posteriores, y eso mereció que me incorporaran a su equipo permanente de trabajo en temas técnicos.

Ya para junio de ese mismo año, el Dr. Carlos R. Alvarez,  me convocó para una de las tareas más importantes de mi vida: ser asesor de la provincia de Buenos Aires para la coordinación y seguimiento de las tareas del Convenio Análisis Integral del Conurbano Bonaerense y colaborar en el Proyecto “GENESIS 2000”. (ver anexo documental – N 3).

A partir de ese momento comenzamos a trabajar sin pausa en la estructuración del proyecto y la conformación del grupo de trabajo, pues estaba la confianza en Alvarez por parte del entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dr. Eduardo Duahlde. Alvarez sería el coordinador general que llevaría adelante el tema y por eso había que articular los recursos disponibles para ese fin y llevar a cabo el desafío.

El mismo día en que me convocó para trabajar a su lado, me explicó el tema y me di cuenta que era el primero en llegar a ese equipo.

Luego de contarme la trascendencia del tema y de permitirme sugerirle profesionales para la consolidación del grupo de trabajo, me encargó la primera misión: las relaciones con los grupos de vecinos que impulsaran las autonomías de sus comunidades en todo el conurbano de la provincia.

Me dijo que me pusiera en contacto con ellos porque el proceso demandaría la opinión de los lugareños  en cuestiones atinentes a la historia local, a opiniones sobre los resultados de gestiones municipales en municipios sobredimensionados y a la importancia de un trazado de límites para que fueran lo más justo posible. Claro que esto último no dependería de nosotros sino de la legislatura provincial bonaerense, a quienes el gobernador Duhalde le elevaría el proyecto de ley con las sugerencias que los equipos técnicos coordinados por el Dr. Alvarez le hicieran.

Aquella noche de abril de 1993 Alvarez me dio la primer carta que le había llegado directamente a su casa de Ituzaingó, el 19 de abril. Era de los miembros de A.P.A.I (Asociación Pro Autonomía de Ituzaingó), cuyo texto se encuentra reproducido en el anexo documental. (ver anexo documental – N 1).

Siguiendo las instrucciones que se me habían dado, una tarde de fines de abril, me apersoné en la sede de A.P.A.I., sin aviso previo. Para sorpresa de sus socios y autoridades de comisión que allí estaban, aparecí con la buena nueva de que comenzábamos el último tramo de la añosa espera.

Allí estaban Don Eduardo Espíndola, Luis Parola, Rosa Delissague, Don Antonio Alfonso, Oscar Di Nápoli y a mitad de mi visita llegó Don Enrique Bataller. La felicidad con la que esta gente recibió la noticia de este certero intento, quedará en mi memoria para siempre. Sentía que estaba haciendo algo muy importante y que había sido elegido para estar ahí para vivirlo.

Terminado aquel encuentro, Don Enrique y Oscar nos repartieron en sus automóviles (un Falcon 1962 color té con leche y un Fiat 125 de 1977 color celeste respectivamente), por nuestras respectivas casas a los que estábamos de a pie, mientras que Luis Parola se fue en su bicicleta. Estaban tan contentos que vaya uno a saber la cantidad de cosas que pasaban por sus cabezas luego de enterarse que se iniciaba la recta final.

Poco después el boletín de publicación mensual INFORMA que distribuía A.P.A.I., expresaba en su página 2 del Nº 87 del mes de mayo de 1993, la siguiente información:

“Sin caer en un triunfalismo desmedido, sin anticiparnos a los acontecimientos, estamos en condiciones de informar a nuestros lectores, que las gestiones por la autonomía municipal de Ituzaingó avanzan con paso firme hacia su anhelada concreción. A continuación detallamos las últimas novedades producidas.

A raíz de una nota publicada por el matutino Página 12, algunas semanas atrás, en la que se anunciaba que el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Dr. Eduardo Duhalde, había designado al Dr. Carlos Raúl Alvarez, ex diputado nacional y ex ministro de gobierno bonaerense, al frente del proyecto de subdivisión de grandes municipios, nos dirigimos por escrito al citado funcionario, solicitando una entrevista a realizarse en nuestra sede social o en el lugar que considerase más adecuado.

 En respuesta a dicho pedido y en representación del Dr. Alvarez, recibimos la visita del señor Jorge Piccoli (h), a quien hicimos entrega de una carpeta con toda la documentación correspondiente a la gestión que nos ocupa, cuyo contenido mereció la aprobación del Dr. Alvarez. Posteriormente, de acuerdo con las sugerencias que nos hiciera llegar, esta comisión directiva decidió invitar a las entidades representativas de nuestra comunidad a una reunión a celebrarse en las instalaciones del Club Fragio, el día 14 de Junio en horas de la tarde, en cuyo transcurso el citado señor Piccoli (h) informará a los presentes la situación actual del trámite...”

La subdivisión de municipios grandes volvió a estar en vigencia con la llegada del gobernador Duhalde quien parecía decidido a llevar adelante el correspondiente proceso y con decisión política. Lo había prometido en la campaña electoral que lo llevó a la gobernación de 1991 y luego en diversos anuncios hasta llegar a la nota del diario Página 12 (ver anexo periodístico – N 1), punto de partida de una nueva y final etapa de las intensas gestiones.

Había llegado entonces, el momento en el que los luchadores locales veían el brillo de aquella esperanza con más fuerza que nunca.


Carlos Raúl Alvarez y Jorge Piccoli (h)
en la gobernación de la provincia (1993).


Desde el comienzo de Génesis 2000

La organización territorial del Estado no estaba ajena a la percepción de la necesidad de encarar su reestructuración. En ese sentido, la reforma de éste comenzaba a tomar impulso en el sentido de ser instalada en la agenda política, posibilitando la difusión de nuevas orientaciones referidas a gestión pública  que hacían hincapié en las políticas locales y fundamentalmente en el rol preponderante de los municipios.

La descentralización, que significaba la transferencia de facultades decisorias, competencias y recursos, parecía ser la solución a los problemas que acuciaban a las localidades más alejadas de la cabecera municipal.

Esto implicaba de alguna manera, la redistribución del “poder” decisorio de los recursos que hacían posible su ejercicio, además de las facultades y competencias que se les debía asignar a las instancias descentralizadas.

Es directa la relación entre poder y conflicto social, ya que en relación directa con su distribución se encuentra la forma de determinar las características que asumiría el proceso descentralizador ante el denominado “Redimensionamiento del Conurbano Bonaerense”.

Descentralizar tiene diversas implicancias: el hecho de motivar transformaciones democráticas como refuerzo de mecanismos locales de gestión, incrementar la eficacia y una mayor participación y representatividad en el sistema local de decisiones, como así también una baja en el gasto de la administración central y la segmentación de las demandas y conflictos sociales.

De esta manera, el proceso descentralizador se ve en un escenario conflictivo en el que aparecen distintas posiciones en torno a políticas de modernización del Estado y referidas al sentido de la democratización del poder.

Siguiendo los lineamientos del principio de subsidiariedad, aplicado con gran aceptación en Europa, se puede descentralizar todo aquello que pueda gestionarse desde un nivel inferior sin aumentar los costos con respecto a si se realizara desde un nivel superior.

También son descentralizables aquellas competencias en las que se desea potenciar la participación e integración de la comunidad en la cosa pública.

Puede suceder que a veces se transfieran responsabilidades sin los recursos correspondientes, lo que no favorece a la gestión local.

Para poder llegar a esta instancia trascendental, se debió iniciar un proceso de estudios y análisis que iban a  llevar a determinar un diagnóstico acabado sobre la realidad del conurbano bonaerense. No obstante ello, revisamos algunos informes anteriores del CFI (Consejo Federal de Inversiones) que ya adelantaban algunas conclusiones.

Ya  en la década del 90 la problemática de la provincia se reflejaba en los siguientes parámetros:

1- Pérdida de peso propio en la Nación:

-             En el reparto de los recursos.

-             En la escala de inversión.

-             Con respecto a la significación de su clase dirigente en las decisiones nacionales.

2- Pérdida en el rango de riqueza:

-      De ser la provincia más rica por su renta/ cápita, paso a ocupar el lugar Nº11.

-      En el gran Buenos Aires $850 ingreso / cápita y en Capital Federal $4.700 por habitante.

3- Contrastes más destacados:

-      el eje circulatorio norte del Gran Buenos Aires, ingreso / cápita - $8.000.- (aproximadamente).

-      En sectores del oeste (ej. Municipio de La Matanza) y sur (ej. Municipio de Berazategui), ingreso/cápita $500.-

-      el contraste marcaba que en Buenos Aires convivían Canadá y Bolivia al mismo tiempo.

4- El Conurbano Bonaerense:

-      solo el Gran Buenos Aires tenía casi 8.000.000 de habitantes.

-      3.000.000 de habitantes de esos 8, eran pobres.

-      1/3 de la población carecía de agua potable y 2/3 no tenían cloacas.

5- Catástrofes naturales (inundaciones y erosión eólica):

-  Inundación: destrucción de campos, propiedades y vidas, tanto en la zona del río Salado como en el área metropolitana.

-  Erosión: de campos (en el oeste) que afecta a más de 1.000.000 de hectáreas y desertifica el suelo de la provincia.

6- Pérdida de la Coparticipación:

-             en 1970 recibía el 32% de la coparticipación nacional.

-             en 1985 recibía el 17% de la coparticipación nacional.

-             en 1990 llegó a coparticipar el 22%.

-             Tal desequilibrio afectaba a lo social y político y hasta generaba resentimientos entre provincias.

7- No uso de la renta territorial:

-      los gastos e ingresos de la administración provincial eran solo el 10% de su PBI.

-      El grueso de producción estaba en la región pampeana y en el poder de conectividad del Río de la Plata y rutas adyacentes; puertos ferrocarriles y vías terrestres.

-      En aquel momento el estado provincial no disponía de esa red de comunicación que le había dado poder históricamente.

-      El poder fue delegado como subsidio bonaerense al resto del país.

8- Pérdida de identidad:

-      se confunde a bonaerenses con porteños.

-      Se olvida el papel estratégico de la provincia entre el interior del país y el resto del mundo a lo largo de su historia.

-      había poco arraigo a su terruño de la clase dirigente a pesar de su peso electoral.

9- Mal uso de su potencia:

-             Mal uso o no uso de su fuerza política.

-             Poseía 1/3 de los legisladores del país.

-             Tenía poder de decisión en distintas instancias del gobierno nacional.

Esta realidad era la que asomaba, ni bien comenzaba la década de 1990, incluso antes de que se comenzaran los estudios de “GENESIS 2000”.

Es importante conocer algunos aspectos sobre el Consejo Federal de Inversiones (C.F.I.). Según su acta constitutiva, el Consejo Federal de Inversiones nace “...como organismo permanente de investigación, coordinación y asesoramiento, encargado de recomendar las medidas necesarias para una adecuada política de inversiones y una mejor utilización de los distintos medios económicos conducentes al logro de un desarrollo basado en la descentralización...” . Surge como consecuencia de un Pacto Federal suscripto el 29 de agosto de 1959 entre las Provincias Argentinas, la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires y el entonces Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.

El CFI es un organismo que impulsa el desarrollo a través de la asistencia técnica y financiera. Está compuesto por la Asamblea de los gobernadores provinciales y la autoridad máxima de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la Junta Permanente y la Secretaría General que por entonces la ejercía el Ing. Juan José Ciácera.

La descentralización pasó a ser uno de los objetivos centrales en la reforma del Estado provincial, razón por la cual, los municipios pasarían a tener un rol importante en la reforma institucional que se pensaba, más allá de la gradualidad de las medidas. En este sentido descentralización y participación fueron dos ejes claves para fortalecer a los gobiernos locales, profundizando aspectos democráticos, tanto en lo social como en lo político.

Sin duda que una transformación de esa naturaleza tendía a formular desde la política, una 

respuesta eficaz a las nuevas problemáticas sociales surgidas de la cotidianeidad y producto de un desmedido crecimiento poblacional sin planificación ni control de las grandes concentraciones urbanas.

Algunos estudiosos como el español Jordi Borja valoran y promueven este tipo de apreciaciones que buscan abrir los ojos de los políticos frente a esta necesidad que cada día se hace más inminente. Es así como el aumento de la burocracia en todos sus niveles hace que se pierda coherencia, lo que distancia más al gobierno de sus gobernados, brecha que siempre hay que tratar de achicar.

Otro aspecto pasa por la falta de la infraestructura necesaria que en los grandes conglomerados urbanos genera desigualdades y hasta exclusiones sociales. En este caso, si el gobierno estuviera más próximo al ciudadano, el grado de respuesta sería mayor y por ende se tendería a revertir la situación.

A mayor cantidad de necesidades y reclamos por parte de la sociedad, y frente a la dificultad de contar con magros recursos para enfrentar la situación desde una gestión de gobierno, motiva la idea de priorizar el consenso social para afrontar la situación, descentralizando recursos para una mejor administración y potenciación de los mismos. Para esto es menester estar informado en forma constante, recepcionar los reclamos comunitarios prácticamente in situ, fiscalizar los servicios públicos que se brindan y la participación comunitaria en el control de los mismos. Es vital dejar abierto un canal de diálogo entre el municipio y sus vecinos, como así también articular con sus organizaciones comunitarias, lo que solo se puede dar en una administración descentralizada. (bibliografía – N 2).

Borja sostiene, que la descentralización municipal posibilita la reestructuración del territorio tanto desde lo funcional, creando ámbitos adecuados para la prestación de los servicios públicos locales, como político – cultural, reconociendo a las estructuras comunitarias y barriales y a las organizaciones de base existentes.

Esta reestructuración se verifica en las megaciudades o zonas conurbanas; a título de ejemplo podríamos decir que por debajo de los municipios se podría citar la articulación con los barrios y si fuera supramunicipal hablaríamos, por ejemplo, de coordinar acciones a través de consorcios municipales o entidades metropolitanas.

Volviendo a nuestro territorio nuevamente, a principios de la década del 40 el conurbano bonaerense creció en base a un esquema tentacular con núcleo en la Capital Federal, el puerto y tentáculos a  lo largo de los ejes de transporte. Además se detectó que en 1947 existían en el conurbano 16 municipios y 2.200.000 habitantes. Posteriormente y como consecuencia de la oferta de empleo, generada por el proceso de industrialización sustitutivo de importaciones, derivado de la crisis mundial de 1929, entre 1930 y 1960 se produce el mayor aumento de población en los municipios del conurbano, teniendo al momento de iniciarse “GENESIS 2000” 19 municipios para unos 8.500.000 habitantes, de acuerdo al censo poblacional de 1991 llevado a cabo por el INDEC. Tan solo tres municipios más que 46 años antes del proceso de descentralización territorial pretendido y con 6.300.000 habitantes más que en aquel entonces.

 A partir del derrocamiento del gobierno del presidente Juan Domingo Perón, con la caída de la capacidad de inversión y la eliminación de los créditos para la vivienda, los trabajadores y compradores de menores recursos, debieron ubicarse en zonas con riesgo de inundaciones y carentes de todo tipo de infraestructura.

Esta población formada por inmigrantes del interior y del exterior del país, se fue estableciendo sin ningún tipo de control ni planificación y con una infraestructura escasa para sostener y acompañar un crecimiento poblacional desmedido.

 Ese permanente crecimiento y la continua extensión de la mancha urbana fue dificultando la administración de los gobiernos locales, que ante esas magnitudes habían perdido una de sus más importantes virtudes: estar próximos a la gente.

Por todo este cuadro de situación, el redimensionamiento del conurbano bonaerense comenzó a materializarse en el mes de junio de 1993. La visión que se tuvo frente a los problemas generales del área en estudio, llevó a emprender un cambio verdaderamente histórico en la provincia de Buenos Aires. Puntualmente se tomó la decisión de transformar el  Gran Buenos Aires, razón por la cual y por Decreto 1690/93 del Poder Ejecutivo provincial (ver anexo documental – N 2), se ordena la realización del Análisis Integral del Conurbano Bonaerense, encargándole su coordinación general al entonces diputado de la nación  Dr. Carlos Raúl Alvarez. Para ello la provincia firmó un convenio con el Consejo Federal de Inversiones (C.F.I.), organismo que financió el Proyecto denominado “GENESIS 2000”. Se lo llamó así porque marcaba el nacimiento de una nueva etapa en la planificación urbanística y poblacional y sobre todo en los umbrales del comienzo de un nuevo siglo.

Está claro que el éxito de las políticas de descentralización y participación no podían verse con la sola sanción de las normas que transfieran facultades y recursos. También dependería de la forma en que tales políticas fueran gestionadas por los gobiernos municipales.

Razones para la transformación

La evaluación histórica de la institución municipal, demostró que el incremento de la densidad y del nivel de consolidación, había llevado en otros tiempos a la subdivisión de algunos municipios, como lo demuestran los casos de Lanús, Berazategui y Tres de Febrero, resultantes de la subdivisión de Avellaneda, Quilmes y San Martin respectivamente.

El proyecto “Genesis 2000” valoró las tendencias del desarrollo que surgen de parámetros urbanísticos y de la existencia de movimientos vecinales que manifestaban su descontento por sufrir los efectos de la crisis urbana, que dificultaba sus condiciones de vida e impedían un desarrollo óptimo de sus comunidades.

Fue así que comenzaron a movilizarse en grupos de vecinos preocupados por lograr lo que la tendencia ya marcaba, en cuanto a la falta de proximidad de las autoridades con la realidad, y buscando soluciones de fondo a un problema que se había escapado de todo esquema de contención.

Las frases más simbólicas daban las bases para un diagnóstico que no estaba tan oculto y que explotaba ante nuestros ojos. “No queremos seguir siendo el patio trasero de...”  Morón, General Sarmiento, Esteban Echeverría, o el megamunicipio que fuera. “Queremos que los dirigentes estén más cerca nuestro”, “nosotros pagamos nuestros impuestos y queremos las obras”, “estamos hartos de la burocracia del Estado”, “no queremos ser los que más aportan al erario municipal y que las mejoras vayan solo a las áreas céntricas”, etc.

Todos los reclamos aportados por más de once comisiones pro autonomía de la provincia de Buenos Aires, fueron elevados a los equipos del C.F.I. para su tratamiento y estudio.

Los vecinos organizados de esta manera, eran nuestro cable a tierra que nos permitía chequear la veracidad de la información relevada desde los equipos técnicos, a través de las distintas reparticiones del Estado nacional y provincial.

Muchas veces sucedía que parte de los datos oficiales, debían ser rechequeados con recorridas territoriales, sobrevuelos de las zonas en  helicóptero o mediante el uso de fotogramas aéreos facilitados por Geodesia (organismo de la provincia de Buenos Aires). Esto también lo podíamos hacer mediante el chequeo personal del comité de seguimiento o conjuntamente con los grupos pro autonomía, ya que nos ayudaban a  confirmar con certeza el dato relevado. O sea que se podía ver desde el aire la existencia de un galpón que parecería ser una industria y que coincidía con el censo económico de 1985, pero probablemente, para entonces era un galpón vacío y en venta.

La participación de estos grupos fue muy activa y acercaron un valioso material de estudio sobre sus respectivas propuestas de creación de municipios. La lucha inicial de varios de estos proyectos, databa de muchos años y otros no tanto.

La consigna inicial fue clara. La comunicación iba a ser fluida y la participación muy activa. Yo estuve a disposición en todo momento y pasé todas las sugerencias a la coordinación general para que se analizaran en las reuniones de gabinete.

Ellos sabían que los límites trazados iban a ser responsabilidad final de la legislatura bonaerense y que las sugerencias técnicas de división iban a ser elevadas al gobernador para que las enviara al congreso provincial desde el Ejecutivo. Esos límites podrían llegar a pasar por el trazado pedido por los grupos vecinales organizados para esas instancias, ser modificados o directamente no ser posible su creación.

Todo obedecía a diversos factores, en primer orden técnicos. Esto significaba que si el entrecruzamiento de información no habilitaba una factibilidad económica de autosuficiencia de la proyectada nueva comuna, no sería posible su concreción. Pero en el caso que sí lo fuera, no necesariamente tendría que tener la delimitación propuesta por los vecinos, toda vez que ello condicionara la factibilidad, aunque tomándose como importante la información que hubiesen brindado para el análisis.

También es cierto que desde el primer momento se evaluó con muy buen criterio cada propuesta autonomista y que varias de ellas fueron descartadas por su falta de sustento.

Otro orden para tener en cuenta era el político. Ello significaba la voluntad y los consensos para hacer comprender las razones técnicas que se promovían como fundamento a una propuesta que se venía estudiando desde hacía casi dos años y con una gran cantidad de antecedentes.

Sin duda que los criterios pudieron gustar a unos y enojar a otros pero este tipo de transformaciones, tienen implicancias políticas que son muy concretas y que marcan una necesidad y por ende una fuerte decisión.

Frases como “quieren dividir para aumentar la cantidad de burocracia”, “quieren quitar poder político a intendentes de la oposición”, “quieren acabar con los caudillos territoriales”, “buscan aumentar la cantidad de intendentes de un mismo color político”, y tantas otras que se ligaban a cuestiones netamente políticas.

A esa altura del proceso había ya una decisión del gobernador de dividir los grandes municipios. Sobre todo aquellos que superaban los 500.000 bonaerenses, queriéndolos bajar a un techo de 300.000 en una primera etapa.

Habían claras razones técnicas como se detallan en el capítulo III de este libro y se logró un consenso para el nacimiento de nuevos municipios que permitieron dar principio de ejecución al proyecto “GENESIS  2000”.

En este sentido, A.P.A.I. lideró el trabajo con los grupos pro autonomía, contando con la unanimidad de dichas instituciones en la decisión de ponerlos al frente de todos los grupos. Para mi fue de gran ayuda, más allá de que mi relación con todos los grupos fue amena y constante y sobre todo con un sinceramiento profundo desde el inicio.

La principal idea estaba ligada al rechequeo de información, a la recopilación de datos históricos que evitarían dividir la idiosincrasia de un barrio por la mitad y la confirmación de ese deseo de independencia con un marcado sesgo local.

La articulación con estos sectores de la comunidad me permitió ver el problema de cerca y conocer la realidad de toda la región estudiada, de manera que no fue un trabajo de escritorio sino de contacto directo, confianza y concreción.

Tal vez, aquellos que no vieron su sueño hecho realidad, obviamente no puedan sentirse satisfechos, pero me animaría a decir que no está dicha la última palabra, sobre todo cuando la política sigue siendo “el arte de lo posible”.

"EN LAS PUERTAS DE UN CAMBIO HISTÓRICO"

  Relato de un testigo privilegiado A principios de la década de los 90, comencé a interiorizarme sobre las tendencias del momento que se ...